En los últimos años, fruto del cambio en los usos del territorio y del desarrollo de los medios de transporte, de modernas vías de comunicación y de las áreas urbanas, numerosas redes tradicionales de comunicación terrestres han quedado sepultadas bajo el asfalto y las construcciones, han sido objeto de interrupción por cerramientos de fincas o, simplemente, se han ido desdibujando o desapareciendo de forma progresiva por su desuso y escasa valorización social.
No obstante, existen en multitud de territorios una gran cantidad de caminos, senderos y veredas que discurren en su inmensa mayoría, como es en el caso de las Islas Canarias en general y en Tenerife en particular, por espacios naturales protegidos y sectores de las medianías, en las cuales aún el mundo rural y su paisaje asociado es el predominante, susceptibles de ser recorridos paso a paso por vecinos y visitantes.
La importancia creciente de las actividades turístico-deportivo-culturales está provocando la implementación de acciones encaminadas a dar un uso alternativo a aquellas infraestructuras que están abandonadas o bien que su limitada utilización actual las haga compatibles con usos alternativos.
Existe, pues, la posibilidad de revalorizar este recurso endógeno y sus elementos asociados (naturales y culturales) como espacio social, deportivo, turístico y cultural, al tiempo que, debe ser obligación de todos los actores que forman parte del territorio, conservar estas antiguas redes de comunicación mediante el establecimiento de un régimen de protección y una serie de iniciativas y actuaciones tendentes a poner freno a la paulatina desaparición o pérdida de estas antiguas redes camineras.
Cientos de kilómetros de redes camineras en desuso, antiguos trazados de caminos vecinales, cañadas, veredas, cordeles, senderos costeros y de cumbre y caminos reales e históricos, entre otros, constituyen el legado de los caminos que hemos heredado de nuestros antepasados.
En el marco de esta línea de investigación, se pretende crear un soporte y marco teórico adecuados para el análisis y estudio de la realidad geográfica de las redes camineras, así como, proponer una serie de actuaciones para exponer y analizar una serie de proyectos, iniciativas y casos, algunos de ellos, ya desarrollados y otros en proceso.
En definitiva, la salvaguarda y puesta en valor de estas redes camineras pasa necesariamente por la reutilización de las mismas, mediante la definición de nuevos usos compatibles con el marco legal establecido y que encajen dentro de las actuales tendencias de la sociedad siendo un factor de desarrollo territorial integrador en la recuperación de la cultura caminera, la ocupación del ocio y el turismo alternativos, la educación ambiental, la implicación vecinal y la revalorización del patrimonio natural y cultural, así como, sus elementos asociados.